El Rito surgió a mediados de la década de los años noventa, etapa de cambios a nivel planetario. La
caída del muro de Berlín en 1989 y de la URSS en 1991 marcaban el comienzo de la postguerra fría. Las
tendencias de una economía neoliberal suscitaban fuertes controversias sobre las promesas de ese modelo
empresarial en expansión y las posturas críticas que advertían los riesgos sociales y ambientales del
capitalismo global en auge.
En México se manifestaba una cultura civil en oposición a los excesos del poder político de los gobiernos
priístas, tecnócratas y privatizadores. Y en el mundo entero había pobreza, desigualdades, conflictos,
genocidios, represión y corrupción. El movimiento zapatista exigía respeto a las tierras y la autonomía de las
comunidades indígenas. Numerosas voces reclamaban la democratización de los procesos electorales y mayor
justicia social. Comenzaba también una escalada de grupos delictivos que rivalizaban entre sí y con el Estado
por el control de diversas regiones del territorio nacional.

Como expresión de una sociedad cambiante y políticamente más crítica, se consolidaron y se formaron
nuevas agrupaciones de rock. Los eventos públicos eran cada vez más recurrentes, la oposición se
manifestaba en festividades con programas artísticos de toda índole. Los foros especializados para
presentar propuestas eran cada vez más. La diabla, Rock Stock, Rockotitlán, la Mosca, Tutifrutti, el Alicia,
entre muchos otros, eran el primer objetivo de esta oleada de bandas que tenían la necesidad de decir cómo
se sentían en el México de ese momento, y se asumían como aliados de los festivales masivos pro zapatistas.
El Grunge y MTV hacían lo propio en los medios. La radio en México tenía su espacio de igual manera: Oxido,
Orbita, Rock 101. Radio UNAM y Radio Educación.
La cultura alternativa, el punk, el tianguis del Chopo, la psicodelia, la cannabis, la literatura de la onda, la
psicomagia de Jodoroswky, el desierto y Huautla eran elementos significativos para la generación
noventera. Entre los escritores fundamentales de la época, suele mencionarse a Carlos Castaneda, Xavier
Velasco, Elena Poniatoska, Jordy Soler, Carlos Fuentes, Laura Esquivel. Ángeles Mastreta, Enrique Serna,
José Agustín, Elena Garro y Juan Villoro. Ellos (y otros más) refrescaban las letras mexicanas y proponían
cada uno con estilo propio nuevas posibilidades en la narrativa y el periodismo cultural.
El cine mexicano de esa década también era un factor de cambio y un poderoso vehículo de crítica irreverente
y vivificante. Producciones como La mujer de Benjamín (Carlos Carrera) La ley de Herodes (Luis Estrada),
El callejón de los milagros (Jorge Fons) Todo el poder (Fernando Sariñana),
por ejemplo, estaban creando un cine audaz, abierto y comprometido.
El Rito Inicial, una banda en búsqueda de su personalidad sonora.
En ese panorama de cambios políticos y revelaciones culturales intensas que experimentaba México en la
década de los noventa nace el Rito Inicial. tratando de hallar su propio sonido y proponiendo sus letras y sus
composiciones experimentales o alternativas.
Si se pretende definir el género musical del Rito Inicial se puede generalizar como una banda de rock
alternativo, como se le llamaba a todos los proyectos que sonaban distintos en aquella época, sobre todo
porque exploraba el sonido y la palabra en pos de su personalidad musical. Pero más que un género definido,

puede intuirse la identidad del Rito por las tendencias que desde entonces lo identificaban: un poco
anárquico con aproximación al punk, un sonido oscuro, sutilmente dark, pero no gótico, y también un estilo
aproximado al grunge por su vehemencia sonora básica. El Rito no seguía deliberadamente un rumbo; era más
bien como un barco a la deriva que se orientaba por la influencia de bandas emblemáticas como Joy Division,
STP, Sister of Mercy , Bauhaus, The Cure, Pixies, y hasta Pink Floyd o Rolling Stones. Pero mucho más
evidentes fue la influencia que dejaron en el Rito agrupaciones como El Setecientos Treceavo Amor, (también
Javier Corcobado). Crista Galli y Ansia. Y de forma más sutil, Chac Mool. Real de Catorce y hasta El Juguete
Rabioso.

El Rito fue siempre frenético y arriesgado, inestable e improvisado, creativo y experimental, pero también
efímero y contradictorio. Así, logró pisar algunos escenarios importantes como los festivales de la UAM,
Rockotitlán, el tianguis cultural de Chopo o La Mosca; también grabó un demo en el multiforo Alicia. Hacer
música era una pasión, y crear composiciones propias era una convicción de vida,
Hasta el día de hoy el Rito Inicial sigue elaborando su música y reinventando su propio proyecto porque ha
podido constatar que su sonido gusta e impresiona a muchos, y ha logrado ganar seguidores que lo
identifican al paso del tiempo como una banda propositiva y fresca.

Músicos participantes:
Batería: Giovani Minero
Bajo: Omar Mundo
Teclado: Víctor Osorio.
Voz: Andrés Coraza